domingo, 28 de junio de 2020

ANNE CARSON

PREMIOS PRINCESA DE ASTURIAS  2020

Anne Carson es una poetisa canadiense en lengua inglesa, ensayista, traductora y profesora de literatura clásica en la Universidad de Míchigan.​ Está considerada por la crítica literaria como la poeta viva más importante de las letras anglosajonas.

Precisamente ella acaba de ganar el premio Princesa de  Asturias de las letras. Y nos interesa especialmente su faceta de profesora “clásica”. Al igual que sucedió en el año 2016 con Mary Beard, los premios Princesa ponen en el mapa a nuestra asignatura, aunque sea por breve tiempo.

Esperemos que la autora no se vea obligada a quedarse en Canadá por caprichos de la pandemia, y pueda recogerlo in situ. Si así fuera, nos traerá una pequeña bocanada de alivio para los que amamos las clásicas y las vemos en peligro constante de desaparición. 

Aquí os dejo un precioso poema suyo con alusiones sintácticas:

 

“Éramos quince.

Era en clase de latín, primavera tardía, al final de la

tarde, perifrástica pasiva.

Por alguna razón me giré en mi sitio

Y ahí estaba él.

Ya sabes, dicen que un carnicero zen hace un solo

corte preciso y el buey entero

se derrumba como un puzle […]

Puede ocupar el lugar del imperfecto o del subjuntivo

pluscuamperfecto

en una situación contraria a los hechos.

Adeo parata seditio fuit

Ut Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis timuissent.

Tan avanzada estaba la conspiración

que hubieran podido capturar a Otón si no hubieran

temido los peligros de la noche.

¡Por qué conservo

esta frase en la memoria

como si hubieran pasado tres horas y no treinta años!

Sin escudo aún, de noche ya.

Cuánta razón tenían de temer sus peligros”

 

Anne Carson. La belleza del marido

(Alba Mata)


viernes, 12 de junio de 2020

EL ABRAZO PENDIENTE

Me jubilo ya y no voy a poder despedirme de vosotros en persona: este virus mutante salido de una mala película de ciencia-ficción  sigue condicionando nuestras vidas. Lo siento y, sin embargo, también es un alivio  porque no creo que pudiera deciros adiós manteniendo el tipo.Y no están los tiempos para andar diseminando por ahí lágrimas y mocos... ¡Si hasta deshacerse de un pañuelo de papel requiere un "protocolo" y puede que incluso un informe posterior!.

Fui alumna del Jimena cuando todavía era un instituto femenino. Conservo buenos recuerdos de aquellos años y me precio de contar aún hoy entre mis amigas a profesoras y compañeras de clase de entonces. No han tenido poca influencia en mi decisión de dedicarme a la enseñanza. Los años posteriores siguieron acercándome a maestros y amigos valiosos. En esto siempre he sido muy afortunada: he tenido y tengo alrededor a personas excelentes, sobresalientes en muchos aspectos, en el humano sobre todo. Ellas saben a quiénes me refiero y también el cariño incondicional que les tengo. Pero de ellas no tengo que despedirme porque seguirán ahí, acompañándome día a día, como mi maravillosa familia.

Sí me despido de vosotros, del Jimena. He trabajado mucho aquí y en mis anteriores destinos (solo 2: en el instituto de Villaviciosa y en el "Emilio Alarcos" de los que también guardo buenos recuerdos y amigos que perduran) y lo he hecho con la mejor intención y el mejor ánimo, esperando contribuir en algo al esfuerzo de todos. Han sido 37 años ( y muchas más de 500 noches). He disfrutado de las clases y de la colaboración con otros Departamentos. He intentado "sacar" un poquito de Latín al exterior y mostrar que el mundo clásico tiene mucho que aportar y que no ha perdido actualidad. Siempre hemos tenido que luchar por demostrar lo que a otras materias se les supone. Por eso cualquier propuesta ha encontrado en el Departamento de Latín apoyo entusiasta y hemos participado en  cuanto se ha organizado, ya fuera para san Valentín o Carnaval, por el Día del Libro o de la Mujer. Hemos vestido con togas a nuestros alumnos y los hemos incrustado en cuadros prerrafaelitas; los hemos encerrado en un escape room y hemos organizado una boda"a la romana"; hemos participado  en los premios Princesa de Asturias y los de Teatro Grecolatino;  hemos llenado el instituto de latinismos de colores y de carteles con lecturas de miedo... y en el Jimena siempre hemos encontrado reconocimiento y colaboración por parte de los compañeros y de los equipos directivos (de los tres con los que aquí me ha tocado trabajar). Los ordenanzas, el personal de Secretaría, el de limpieza... todos nos han echado una mano en algún momento y siempre con una sonrisa. Este último año, además, he tenido la suerte de colaborar con el grupo de dinamización de la biblioteca y no ha podido ser más gratificante. Se han sacado adelante muchos proyectos y el trabajo, con un compañerismo envidiable, no se ha detenido ni siquiera durante la cuarentena. Mi reconocimiento y apoyo por siempre.

En este centro he tenido alumnos magníficos y compañeros admirables; echo mucho de menos a algunos de los que ya no están y pronto os añoraré también a vosotros, a los que ahora os quedáis defendiendo el fuerte.  Con vosotros he "sufrido" evaluaciones y reuniones sin fin, pero también he disfrutado de charlas y proyectos y de esos cafés que, aunque aprisa y corriendo, se convirtieron en imprescindible terapia de grupo para mantener la cordura algunas mañanas de locos. Espero repetirlos de vez en cuando, aunque ya os espere fuera y no pueda oir cómo Andrés nos desea feliz Navidad al comenzar todos los recreos del curso. 

Este último trimestre no ha sido fácil para nadie. Mi media jornada ha mutado con el virus y se ha quintuplicado, como la de todos. Nos hemos convertido en modernos espartacos, encadenados a una silla frente a una pantalla desalmada que absorbe energía  y solo devuelve un reflejo cada vez más ojeroso y pálido; una versión actualizada de Drácula, mi mayor pesadilla infantil. 
Me gusta el trato directo con los alumnos, charlar con mis compañeros y reírme o llorar con ellos sin distancia ¿de seguridad? y sin mascarillas que oculten una sonrisa o un gesto de desacuerdo. Pero estas circunstancias no parecen pasajeras y la posibilidad de que se instalen de modo definitivo en la enseñanza hace que me alegre de jubilarme ya; es un buen momento, no tengo ninguna duda. Lo tenía decidido desde antes, pero nunca la palabra "desconectar" me había parecido tan necesaria como ahora. 

Si algún día los políticos (esos que dicen "el ratio" y "detrás mío" sin rubor, pues nada es tan osado como la ignorancia) dejan de pelearse en el fango para luego gastarse el dinero de todos en lavar sus trajes, tal vez descubran que la educación es la mejor inversión, que la enseñanza pública no tiene precio, tiene un valor incalculable. Creo que ahí radica el problema principal: en confundir precio y valor y, muy especialmente, en no entender que es fundamental cuidar al cuidador. Exigirle mucho y apoyarle poco, achacarle todos los males y dejarle indefenso a la mínima contrariedad no es un ejemplo de buena gestión. No es justo, ni siquiera es inteligente.

En fin, deseo de corazón que la sociedad reconozca en lo que vale el esfuerzo que hacéis día a día; que la Administración deje de contar monedas y pedir papeles, para pediros opinión y contar con vosotros. Y, por supuesto, que los alumnos y sus familias os vean como lo que sois: su mejor apoyo, su garantía de un futuro mejor. El esfuerzo de estos meses no ha recibido aplauso público, pero lo habría merecido, porque ha sido titánico y ejemplar. Cristina nos ha transmitido ese reconocimiento en muchas de las reuniones de la CCP y eso nos ha reconfortado y animado a seguir, pero habría estado bien que desde otras instancias también lo hubieran hecho. Quizá aún no sea tarde y llegue finalmente.

Sois profesores porque os preocupan los demás, porque queréis mejorar el presente y el porvenir. No os dedicaríais a esto si no fuera así. Por eso me ha resultado tan fácil estar aquí y sentirme a gusto. He tenido mucha suerte, me ha ido bien: me llevo buenas experiencias y buenos amigos.

Ha sido un placer. Gracias.
Mucho ánimo y salud.

P.D.: Os debo un abrazo. Ni virtual ni virtuoso. Uno sincero y cálido.



martes, 2 de junio de 2020

SOBRESALIENTE CUM LAUDE para todos mis alumnos de "Humanidad"

Queridos alumnos:

Acabáis 2º de bachillerato y os vais del instituto hacia un nuevo destino. Yo acabo este curso y hago lo mismo. Inicio un camino que, como el vuestro, confío en que esté lleno de experiencias agradables y de nuevos retos que compartir, a partir de ahora, con mi familia y mis amigos. Tengo muchísima suerte al contar con ellos. Nos queremos, nos cuidamos unos a otros y nos va bien. Os deseo la misma fortuna.

Solo por esta vez, y a modo de despedida, voy a pediros que me permitáis contaros una anécdota personal:
Siendo alumna en este mismo instituto, un anciano profesor de latín, don Saturnino, empezó a preguntar por orden de lista el participio de perfecto de un verbo que no recuerdo. Nadie daba la respuesta correcta y la expresión de don Saturnino iba cambiando de la extrañeza a la decepción (el enfado no cabía en él); cuando se acercaba mi turno miré con disimulo el apéndice gramatical de mi diccionario y respondí correctamente. El profesor sonrió aliviado y me felicitó. No tuve valor para sacarlo de su error, pero ese halago inmerecido me marcó enormemente. No importaba que solo yo supiera la verdad; de hecho, eso era lo peor. Desde entonces trabajé mucho para que algo así no se repitiera, al menos, no en la medida que dependiera de mí. Así que podéis imaginaros que ya no hubo verbo que se me resistiera... ¡ardua empresa, como bien sabéis!.
Permitidme, pues, daros un pequeño consejo: sed honestos siempre con los demás, pero sobre todo con vosotros mismos. Dormiréis mucho más tranquilos. Esa es, al menos, mi experiencia.

Os queda por delante una vida compleja; no os lo hemos puesto nada fácil. Confío en que lo que habéis aprendido en esta etapa en el instituto os ayude a avanzar. Y no me refiero al temario de ninguna asignatura, sino a todo lo demás: a convivir, a compartir, a colaborar, a saber aceptar y prestar ayuda sin esperar nada a cambio. Si cada uno cuida su pequeña parcela, la que tiene alrededor, el mundo entero cambiará para mejor.

Esperaba poder despedirme de vosotros sin discursos, celebrando una especie de espicha (con refrescos y agua, eso sí) todos juntos en el Olimpo y, por una vez, sin hablar de la EBAU. Pero no va a poder ser. El coronavirus nos lo impide. Y sin embargo, este bicho nos ha enseñado también muchas cosas buenas, sobre todo a entender que dependemos unos de otros, que solos no somos nada y que la empatía y el respeto son nuestras mejores armas. Usadlas mucho y bien. Recordad que las cosas son necesarias, pero solo las personas son realmente valiosas. Todas ellas.

Sé que sois especiales: sois alumnos de Humanidades, sentíos orgullosos de ello, porque dudo mucho que haya palabra más hermosa: "Humanidad". Luchad por que mantenga su amplio significado: benevolencia, filantropía, cultura, civismo...Y en eso, en "humanitas", os habéis merecido la nota más alta: sobresaliente cum laude.

Salud y buen viaje.
Mª Luz