martes, 24 de junio de 2014

EL LOBO Y EL CORDERO

Los alumnos de Latín de 4º de E.S.O. han preparado una pequeña representación de una fábula muy conocida: El lobo y el cordero.
Ya sabéis el argumento: un lobo empeñado en comerse un inocente, pero sabroso corderito, se inventa todo tipo de excusas para justificarse: que le enturbia el agua, que le ha insultado, que su padre le ha ofendido... En vano el cordero se defiende rebatiendo sus acusaciones. De nada le sirve, el lobo acaba devorándolo, tal como había decidido desde el principio.
Podemos encontrar en esta historia varias moralejas, claro, pero dos son las más evidentes: que el grande se come al chico y que contra la fuerza bruta no sirven los argumentos.
En fin, no es una enseñanza muy optimista.
Pero se acaba el curso y no queremos terminarlo sin una moraleja más "amable": Los alumnos que participan, se interesan, estudian... ¡salen en los vídeos del Olimpo!.
¡FELIZ VERANO PARA TODOS!


jueves, 19 de junio de 2014

"ESCALANDO" ROMA

Estos días podéis ver en el primer piso del instituto, junto a la maqueta de la ciudad romana, una pequeña exposición titulada "Roma y las matemáticas". La han elaborado un grupo de alumnos de Latín y Matemáticas de 4º de E.S.O., a iniciativa de sus profesoras Carmen García y Paz Suárez.
Se trata de una aplicación práctica de las escalas matemáticas a algunos edificios emblemáticos de una ciudad romana. Han ido comparando características y  medidas reales de acueductos, anfiteatros, circos, templos... con las que se han utilizado en sus equivalentes en la maqueta.
El resultado lo tenéis a la vista. No dejéis de pasaros por allí.
Además, la exposición se ha dedicado a Morís, quien siempre se sintió especialmente atraído por la maqueta y que en más de una ocasión nos comentó que deberíamos "hacer algo" con este elemento tan interesante y que solo nuestro Centro posee. Aquí tenéis alguna fotografía.
Además hay un enlace en la columna de la derecha del blog, donde podéis ver la presentación completa.








miércoles, 11 de junio de 2014

"In memoriam" Enrique Morís. S.T.T.L.

Este jueves 12 de junio, habrá en el instituto un acto de homenaje en memoria del añorado Enrique.
Ya dejamos en este blog una pequeña reseña el día de su fallecimiento, pero hoy quisiera añadir algo más.

Hace un millón de años, fui alumna de este centro. Ser enviado a la Jefatura de Estudios era en aquellos tiempos, algo excepcional y temible. Solo las alumnas -entonces era un instituto femenino- que hubieran sido sorprendidas en flagrante delito (fumando, por ejemplo) eran remitidas a la presencia del Jefe de Estudios, que imponía un castigo inapelable y siempre refrendado, cuando no incrementado, por los padres.
Pero llegó don Armando. Era mi profesor de Lengua y Literatura; un gran profesor y una excelente persona a la que admiré y quise, como todas mis compañeras. Era imposible no hacerlo. Con él, la Jefatura de Estudios se convirtió en un lugar al que también se acudía a pedir consejo, a hacer sugerencias, a buscar apoyo para el viaje de fin de curso. Ya no era el Tártaro.

Tras muchos años, volví al instituto, ahora como profesora.  El centro no había cambiado mucho, sus "habitantes" sí. Casi todos. Porque cuando conocí a Enrique Morís, no pude evitar compararlo con mi admirado don Armando y enseguida comprendí que tenían muchos puntos en común. Ambos eran personas buenas, positivas y acogedoras. Nada más lejos de su carácter que la arrogancia o el desdén. Les resultaba mucho más difícil reprender que felicitar, rechazar que apoyar. No daba miedo acudir a Jefatura.

Antes de saber el motivo por el que acudías a su despacho, la sonrisa acogedora de Morís te daba la confianza necesaria para plantearle cualquier cuestión. Era una persona afable por naturaleza, que jamás hacía valer su condición de Jefe de Estudios de modo intimidatorio o prepotente; nunca con los profesores, mucho menos con los alumnos. A la pregunta: "¿Tienes un minuto...?", Enrique respondía invariablemente: "¡Claro, pasa!... A ver,... ¿qué me cuentas?". Y al final te ibas con la seguridad de que te había escuchado, había entendido tus razones y, si las compartía, buscaría la solución o, por lo menos, lo intentaría. Tenía la capacidad de encontrar siempre un lado positivo y enfrentaba las dificultades, ofreciéndose él el primero para plantarles cara: "No te preocupes, yo me quedo, yo te ayudo, yo te busco..." o "...  todavía no sé cómo, pero ya intentaremos arreglarlo de alguna manera".

¡Qué fácil era hablar con Morís! Lo mismo ante un café durante un descanso, que en plena "crisis" de horarios y grupos. Sonrisa sincera, actitud amigable y ... "¡Pasa!... A ver, ... ¿qué me cuentas?".

En algún capítulo de los Simpsons creo haber visto un diccionario en el que, en vez de una definición, a cada término se asociaba una imagen. La fotografía de Enrique ocuparía sin duda la entrada de "amable", que así ilustra el diccionario: (Del lat. amabilis) adj. Digno de ser amado// 2. Complaciente, afectuoso.