martes, 9 de febrero de 2016

LOS PREFERIDOS DE LOS DIOSES

La pérdida de una vida joven produce un dolor sin paliativos. Es incomprensible e injusta. Nos deja atónitos e indefensos.
Y, sin embargo... Todos los momentos que deja en el recuerdo la vida de un joven sano, inteligente y querido son momentos felices: Los primeros pasos y las primeras palabras, el primer día de colegio y el último de instituto. Los entrenamientos con los compañeros y los partidos ganados; los perdidos también. El comienzo de la carrera. El placer de la lectura y el disfrute de la música. El amor.
Cumpleaños, amigos, abrazos. Familia, sueños, besos...
Entre las lágrimas surge una sonrisa serena al pensar que todo lo vivido fue bueno. Al menos todo lo que importa. Y eso no podrá llevárselo la crueldad de un accidente. Ha sido feliz; ha hecho felices a los demás y feliz vivirá en el recuerdo para siempre.
Un beso, Gloria.
Alfredo Vázquez S.T.T.L.