miércoles, 30 de junio de 2021

Leer, reír, cantar

    Qué ganas de moverse después de sujetarnos todo el curso. En algún momento teníamos que hacer esto: tocar, sentir los textos antiguos en pie. Un diálogo de comedia y un coro y unos diálogos de tragedia así como una canción lírica han sido las excusas para vivir unos textos en clase. Un poco de atrezo, merchandising o realia, música, vestimenta especial, reparto de personajes... y ya está, palpamos, dinamizamos y dinamitamos los textos.
    La primera escena de la Asamblea de mujeres, los diálogos centrales de Antígona más el coro más emblemático de esta tragedia, así como el poema Árnisi con bellísima música han sido nuestros textos recreados en clase este mes de junio, para despedir el curso.
Unas mascarillas, un poco de goma eva, unas cuantas cosillas de atrezo, vestimentas de colores y ya está, aparecemos al pie de la Pnix con idea de tomar el poder en Atenas bajo el mando de Praxágora:

 

 Barbas, lucernas, corona, botellita... para las Mujeres asambleístas.

Para ver más fotos pincha en la imagen 

Vestimenta negra y blanca, música de la ópera Antígona, y ya tenemos un coro y personajes para irnos a Tebas a ver cómo la muchacha se enfrenta con su tío Creonte en defensa de su hermano muerto.
 
 
Unos segundos del coro de Antígona en griego en nuestra clase
 

                Aquí, Theodorakis, cantando y poniéndose de pie con más de 90 años, nos animó a cantar a coro con todos los griegos sentados en el Odeón de Herodes Ático, en Atenas   
        
                                                                                                  Esther Castro


Resistir como un Titán

La canción "Resistiré" fue el himno del confinamiento que vivimos el curso pasado. Ese verbo en futuro lo hemos conjugado en primera persona del plural cada día de este curso 2020/21.

Comenzamos en septiembre con un "resistiremos": Si nos volvían a confinar a todos, daríamos las clases on line; si sentíamos malestar sospechoso de covid, nos quedaríamos en casa; aunque cayeran enfermos alumnos o profes a nuestro lado, seguiríamos adelante, dando clases online a la vez que presenciales... la idea era seguir tozudamente cumpliendo nuestras normas para evitar el contagio y no suspender las clases. 
Y lo hemos conseguido. Con un esfuerzo titánico común.

En la mitología griega el maestro en resistencia  es Atlas, que sujetaba sobre sus hombros la bóveda celeste. En su dura tarea de estar quieto aguantando lo que le habían echado encima tuvo un descanso, pero su ingenuidad ante un engaño de Hércules le hizo volver a soportar ese peso; después fue petrificado por Perseo, que usó la cabeza de Medusa para dejarlo convertido en enormes rocas. El gigantón todavía descansa boca arriba en forma de cordillera allá por Marruecos.

La vértebra del cuello sobre la que descansa nuestra cabeza también se llama Atlas. Y Atlantes son esas figuras de hombres petrificados que sujetan balcones o cornisas, como el que nos mira desde la calle Capua cuando nos asomamos al mar cerca de la Escalerona. 
 
Vamos a parar un momentito en esta esquina:
No le hacemos caso a este pequeño Atlante, pero él está ahí haciendo su labor. No estaría mal que, al pasar por este emblemático edificio del "martillo de Capua", mirásemos hacia arriba y guiñásemos un ojo a este Titán, cuyos hombros de piedra se tensan bajo el tremendo peso que le ha tocado. Seguro que, desde su discreta forma pétrea, él también canturrea "Resistiré", nos entiende, se pone en nuestro lugar y se identifica con nosotros y nuestra labor diaria, sobre todo en este curso que ahora termina y que hemos sobrellevado en el instituto como auténticos titanes de la pandemia.

Atlante en la fachada de un edificio de la calle Capua frente a la Escalerona, Gijón
                                                                                              Esther Castro