lunes, 19 de septiembre de 2016

¡Bienvenidos, "compañeros"!


Acabamos de comenzar un nuevo curso, un nuevo reto, una nueva carrera de fondo (recordad: "cursus": carrera; "cursor": "corredor"). Si la burocracia nos lo permite, podremos volver a intentar hacer las cosas mejor, alcanzar esas metas que no cumplimos del todo, probar esa nueva receta en la que confiamos para que todos acabemos el año un poquito más satisfechos.

Ya sabéis que en clase siempre os hablo del maravilloso mundo de las palabras, del tesoro que encierran y de la valiosa llave/clave que el latín y el griego nos proporcionan para abrir el cofre que lo contiene. Por cierto, qué chocante resulta que con tales perlas a veces elaboremos un collar tan defectuoso. Quiero decir, ¿cómo podemos  (yo la primera) utilizarlas tan mal que haya tantos malentendidos, tanta  falta de comunicación?. En fin...
El pasado domingo escuchaba en la radio una sección titulada "Verba volant", en la que se hablaba acerca del origen de la palabra "compañero": "el que comparte el pan". Proviene del latín (¡claro!) "panem" con el prefijo, la preposición "cum".
Bueno, pues a eso vamos: a compartir, a colaborar, a cooperar con los compañeros y con los colegas. Cuantas más veces utilicemos este curso palabras que contengan esa idea de conjunto, mucho mejor. Si el trabajo es compartido, es menos trabajo. Por cierto, "trabajo" también proviene del latín, concretamente de "tripalium" un instrumento de tortura formado por tres palos... ¿a quién se le habrá ocurrido?.
¡Feliz trabajo, "compañeros"!.