Después de un año, volvemos a ver cómo la mágica planta del Departamento de Latín y Griego se viste de color primavera al comenzar el mes de diciembre. Más mérito ha tenido aún que el curso pasado, cuyo otoño fue cálido y soleado; en cambio, últimamente no salíamos de la oscuridad y la tormenta, llegando a tener hasta tres semanas seguidas de lluvia fuerte y frío invernal. Pero ya están aquí, han llegado nuestras flores.
Rodeadas de algunas novedades tecnológicas en nuestra mesa -una unidad nueva para el ordenador, una cámara con trípode y el medidor de CO2-, ellas buscan el sol y se ponen guapas de cara a la Navidad. Es una alegría ver cómo consiguen asomarse a la ventana, indiferentes a las máquinas que las cercan.
Es nuestro particular y esperado milagro del otoño, un carpe diem pequeñito, un símbolo más que evidente de renacimiento y vida, de fiesta y de celebración.
Safo le recuerda a su amiga ausente lo bien que lo han pasado juntas y que "han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán y ramos de eneldo que junto a mí te ceñiste", tiñendo su poema de morado, de rosa, rojo, blanco, de malva, de anaranjado, de verde... Griego I con flores
Algún día recordaremos estos días en que da el sol en el departamento, brilla el rosa de las flores y nos reímos y nuestros chavales van poco a poco dando lo mejor de sí mismos.
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